7.9.09

EL VALOR DE LA VIDA Y EL DE LAS PERSONAS

El valor de la vida a ciencia cierta puede variar, por ejemplo, llegado el momento de la muerte:

El valor y el derecho a la vida no es igual en una persona condenada a muerte, que por otra que es un Juez; una persona puede ser condenada a muerte por haberle quitado la vida a otra persona; en cambio, otro individuo puede ser premiado y condecorado por haberle quitado la vida a millares o millones de personas inocentes en un conflicto bélico innecesario entre naciones. 

Lamentable y trágicamente fallecen 3000 personas en un acto terrorista. Por represalia y venganza de este atentado, fallecen terrorífica y trágicamente más de un 1.000.000 personas ¿Se valora y se defiende la vida aniquilando la existencia de otras vidas humanas? Ni lo uno ni lo otro justifica una acción que pudiera denominarse de un ideal de vida. Menos aún, si ese acto proviene de parte de una entidad que se denomine desarrollada, educada e inteligente. 

La vida tiene muchos matices contradictorios y singulares referidos a su importancia y su valor porque una y otra vez se encuentran diversos ejemplos:

Muchas veces cuando una persona ha fallecido, cobra más importancia que cuando verdaderamente existía. En su funeral, su casa o la capilla ardiente, se llena de gente, y cuando estaba con vida física no la visitaban ni sus parientes. 

Muchas veces o la mayoría de las veces, se habla y se recuerda a personas en vida para criticarlas, enjuiciarlas y calificarlas. En cambio, cuando esa persona ha fallecido, especialmente se recuerda y se habla de sus virtudes. 

Muchas veces cuando un ser humano nace, genera importancia en su madre y en su padre. Pero cuando fallece, hasta los curiosos acuden a ver un cuerpo inerte y sin vida. 

Para proteger la vida un individuo puede ordenar la muerte de la vida miles de personas. 

Un individuo puede aniquilar a un pueblo entero según él en busca de la vida armoniosa y de la paz. Siempre y cuando no se incluya a él mismo y pueda descansar en paz. 

La vida de las personas en la enfermedad es un negocio rentable para muchos individuos; siempre y cuando sus precarias vidas sigan delicadas de salud. 

La vida de una persona tiene más valor para la sociedad si ha acumulado riquezas materiales que no tienen vida.

Hay países en donde se respetan por ley los derechos humanos de las personas, sin embargo, cualquier individuo puede tener un arma para usarla en contra de la vida de otro “ser humano”.

En esos mismos países, de los que se dice que son más desarrollados del mundo, poseen armar nucleares y estratégicas para aniquilar la vida de la humanidad completa varios miles de veces. 

Se concluye con esos ejemplos, que la vida humana a la hora de buscar la razón de su existencia es muy variable su interpretación y sus derechos. Pero al menos, indiscutiblemente no se puede menospreciar el inconmensurable valor esencial de la vida humana en si misma y por quienes la valoran verdaderamente como un proceso natural de manifestación y experiencia extraordinaria. 


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