7.9.09

EL VALOR DE LA VIDA CONDICIONADA DE LAS PERSONAS

A veces puede ser muy bueno tratar de ver las cosas de la vida desde un punto de vista distinto.

El ideal sería no medir y valorar la vida de las personas solamente por lo que tienen materialmente.

El ideal sería que no se valore la vida de una persona midiéndola y catalogándola meramente para lo que sirve para otros; como una cosa mecánica. 

Es imposible valorar la vida de las personas verdaderamente cuando solamente se mide para lo que sirven y no por lo que son como personas humanas.

Muy distinto es valorar y aplaudir a personas que hacen servicios humanitarios, sociales o de cualquier índole. 

En otro ámbito, en verdad, que puede ser muy bueno ver la vida también en los animales por lo que son y no singularmente como animales que sirven para algo como cosas y status sociales.

Como decía un párrafo anterior, no se puede ver y encasillar a los animales tan ligeramente por los beneficios que prestan al hombre; a veces, hace bien verlos por lo que son como seres vivientes. 

Cuando se trata de entender la vida y a la vida es muy necesario comprendedla en lo esencial y primordial y en todas sus manifestaciones.

No se puede valorar la vida de una persona viendo puramente para lo que pueda servir para otras; por lo que hace, por lo que tiene, por lo que dice; no debería ser así. Debería valorarse a una persona por lo que es. Una vez que se logra entender eso se podría comprender “el derecho a la vida”. 

Desde luego que sería muy distinto que una vez que se ha comprendido lo que es real de la vida humana y en cualquier orden, con esa base esencial, puede analizarse en conciencia lo que cada persona es; y por consiguiente, lo que dice, lo que hace, lo que desarrolla, lo que manifiesta, lo que sirve, lo que alcanza, lo que tiene; pero sin perder de vista que la vida de una persona es, y los procesos materiales son.

Por lo tanto es necesario valorar la vida humana en su real dimensión. Es decir, es, es esencia y existencia de la vida misma, y los demás procesos y valores materiales que acumulamos en el método de vida simplemente son complementarios y superficiales, pero no imprescindibles para comprender la vida y la vida humana. 

En otro sentido, muchísimas personas en sus vidas no pueden ser solamente como son ellas mismas, sino que como los demás quieren que sean. Toda persona podría tener una contrapartida, dualidad, doble estándar y otra personalidad de cómo es verdaderamente. 

Puede existir la persona más humilde, la más destacada, la más sobresaliente, la más inteligente, pero, eso depende igualmente de las personas que le rodean. Así como las personas más sabias y generosas terminaron condenadas por otras, simplemente por ser buenas personas, así también, aquellos individuos beligerantes, conflictivos y antisociales terminan siendo héroes y líderes. Entonces quiere decir, que la naturaleza de una persona en la experiencia de la vida en la sociedad depende en cierto modo de la misma naturaleza de la sociedad o de quienes le rodean. 

Existen personas muy destacadas y buenas, pero que pueden llegar a ser en estricto rigor lo que los demás quieren que sea. Incluso, sistemáticamente pueden ser injuriadas, calumniadas y condenadas con el propósito de hundirlas, y muchas veces sin razón aparente. En cambio, existen otros individuos vanagloriados, degradantes, conflictivos y groseros, que pueden llegar a ser aplaudidos, admirados y premiados por sus actos. 

Los contrasentidos en la forma de vida y en las relaciones humanas es otro síntoma con un diagnóstico deplorable; en donde muchas cosas admitidas y aceptadas como normales y naturales en la sociedad son totalmente negativas y decadentes. En muchos casos, se vive solamente una apariencia de lo que tendría que ser una forma de vida digna y benigna; a la cual se suman otras enfermedades psicológicas y mentales como la envidia, la soberbia y la ira, y que son algunas de las causas que impiden a la sociedad desarrollarse verdaderamente. 

Quiere decir, que no basta en cómo es la naturaleza de una persona; no basta con que alguien quiera ser de tal manera; asimismo, mucho depende de cómo es la cultura, los principios, la educación y la forma de ser de su familia, de la sociedad, del país, y así sucesivamente en donde se desarrolla aquella persona socialmente. 

Se dice claramente que, lo que exterioriza una persona en su vida es el reflejo de su interior; de igual manera y en cierto sentido lo que ella persona piensa, siente y refleja, es asimismo concomitante sutilmente interconectado con la humanidad completa. Quién sabe, que por eso pudiera ser tan importante la oración, los buenos pensamientos, las súplicas, los ideales, las buenas intensiones, las buenas palabras, las buenas iniciativas, los buenos deseos sobre los otros. 

Distinto puede ser lo dormido, lo perdido, los vicios, las adicciones, los malos hábitos y las costumbres sociales producto de la inconsciencia e ignorancia, y que en alguna medida también son formas de vivir que pueden irradiarse a las colectividades sociales. 

Después de todo lo dicho, la vida humana es aun mucho más que todo lo expresado. Defender la vida no basta con alguna conclusión de laboratorio en donde exista cierta estabilidad económica y que no se niegue de tantas formas y en actitudes extremas; aunque son consideraciones muy importantes hay mucho más.

Los orígenes de la delincuencia, de la violencia, del odio y el abandono, son aun todavía más profundos de analizar. Ya se han dicho aquí los factores importantes que directamente han ocasionado estos males en la sociedad, pero a su vez, en muchos de esos casos existen razones más profundas en cómo estos se han originado y primordialmente estos factores son los que han provocado el desamparo e incertidumbre en el individuo humano, y ellos se relacionan con aquellas razones de orden un poco más sensible. Pero de igual manera son importantes y que tienen que ver con algo más profundo en virtud de la vida misma, y que en definitiva, la falta de aquello es la causa y efecto de todo lo presentado anteriormente.

Es por ello que esos aspectos no pueden ser muy superficiales y efímeros en el diario vivir de la sociedad humana. La indiferencia de estos aspectos con respecto al desarrollo de las personas en una sociedad, provocan vacíos de algo más que busca el individuo, y en el que muchas veces la mayoría de ellos no sabe qué es. Y es de suponer que sea la verdadera experiencia del amor y espiritualidad; lo sea alguna Religión de cualquier orden comprometida con los valores reales de la vida, o cualquier tendencia espiritual, en que se busque y se enseñen valores de la vida real o, simplemente que alguna vez la educación contemple SABER VIVIR. En el buen sentido de la palabra, y no solamente el correr por una profesión. 

Probablemente cuando por fin se logre comprender que la existencia de la humanidad completa es una vida, se actuará verdaderamente en virtud y en conciencia de su proceso real. Cada persona, solamente es independiente como una unidad dentro de un todo infinito y absoluto. Microcosmos y Macrocosmos. En el plano tridimensional la vida humana es independiente en cuerpo físico corporal, es independiente en el libre albedrío, es independiente en los pensamientos, en su alma y espíritu y algo más…

Pero más allá, hay mucho más que conforma esa eterna unidad. Es de suponer, que el aspecto egocéntrico del individuo actúa en forma independiente, tal como lo dice la misma palabra “ego-céntrico” Aunque esos aspectos son enérgicamente iguales porque su potencial puede variar por control, equilibrio y madurez personal de cada persona. 

La clave inicial de esta etapa y proceso de vida radicaría entre el equilibrio de la expresión de la conciencia espiritual y la energía física del mundo tridimensional. En conciencia, en el equilibrio, control y transmutación de la energía física, en virtud de la base de la comprensión de la experiencia y experimentación del ser humano y por consiguiente originar la afinidad, armonía y sintonía con la vibración de la conciencia espiritual. 

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